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El déficit de psicólogos clínicos expertos en neuropsicología en el sistema público de salud

En conversaciones que he mantenido con profesionales de diferentes hospitales públicos, y también de centros de salud mental, he podido comprobar que existe un déficit importante de profesionales expertos en neuropsicología. Tengo la impresión que los psicólogos especialistas en psicología clínica, en general, tienen muy poco interés en trabajar en el ámbito de la neuropsicología. Por lo que he visto, en los programas de formación de los psicólogos clínicos se pone muy poco énfasis en este apartado, y sí mucho más en otras áreas como la psicooncología, la interconsulta, la salud mental comunitaria, etc. Nadie duda que todas estas áreas son de gran importancia, y que dentro del programa PIR deben tener un peso importante pero ¿qué pasa con la neuropsicología?

La situación es sorprendente pues la neurociencia cognitiva está avanzando a pasos agigantados, y la evaluación del rendimiento cognitivo es cada vez más importante. Hoy en día encontramos innumerables publicaciones sobre los grandes síndromes psiquiátricos y cómo se evalúan no solo mediante escalas y cuestionarios clínicos, sino también con herramientas de la neuropsicología. Hoy en día es importante conocer, por ejemplo, el rendimiento atencional en el trastorno bipolar o en la esquizofrenia. El efecto de los psicofármacos se evalúa, cada vez, más con la neuropsicología. Me llama mucho la atención que en proyectos de investigación en neurociencias suele haber en los equipos de investigadores un buen número de psicólogos expertos en neuropsicología. Aunque tengo la impresión que muchos de estos no son psicólogos vía PIR, por lo que en el futuro muchos de ellos no van a poder desempeñar su labor en el sistema público de salud.

La neuropsicología permitiría a los psicólogos clínicos abrir otras áreas de trabajo más allá de las enfermedades mentales, por ejemplo, en Neurología, en Neurocirugía, en las unidades de ictus, en las de daño cerebral, etc.


Me llama la atención que desde ANPIR, la asociación de psicólogos residentes, se hayan hecho gestiones a nivel político para reivindicar que los psicólogos clínicos son los únicos que pueden ejercer la neuropsicología. En contraposición, los colegios de psicólogos han desarrollado –al margen de los Ministerios de Sanidad y Educación- unas áreas de acreditación, y una de ellas es la neuropsicología clínica. Sin embargo, esto ha sido cuestionado desde ANPIR.


De cualquier manera, tengo la impresión de que dentro del colectivo de psicólogos formados vía PIR la neuropsicología es un área que despierta poco interés. O si interesa lo hace a una exigua minoría. Y es una pena porque el futuro de la práctica clínica pasa por este ámbito.


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