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Foto del escritorAlfredo Calcedo

Un nuevo baremo de discapacidad mucho más preciso


Nathan Anderson - Unsplash


El pasado 20 de octubre se ha publicado en el BOE el Real Decreto 888/2022, de 18 de octubre, por el que se establece el procedimiento para el reconocimiento, declaración y calificación del grado de discapacidad.

Esta nueva norma sustituye a una anterior que se venía usando desde 1999, y que servía como referente para valorar el grado de discapacidad en muchos ámbitos, por ejemplo, en los servicios sociales para conceder prestaciones, en el militar para definir la aptitud para el servicio, en el laboral para definir si una persona es apta o no para trabajar, etc.

Este baremo sigue el marco teórico de dos grandes sistemas: por un lado las Guías de la American Medical Association para medir el grado de discapacidad, y por otro lado la Clasificación Internacional del Funcionamiento (CIF) de la OMS. El nuevo baremo tiene en cuenta la perspectiva de la CIF donde, además de valorar las alteraciones anatómicas y funcionales, también tiene en cuenta el entorno, los apoyos y el nivel de desempeño de la persona.

El baremo es bastante complejo (el documento son más de cuatrocientas páginas), y contiene numerosas tablas. La valoración global de la discapacidad resultará de un polinomio con diferentes variables. Mi impresión inicial es que es tan complejo que será necesaria una aplicación en Internet para baremar correctamente, y sumar todos los elementos a considerar.

El nuevo baremo tiene dos capítulos importantes para la Psiquiatría. Por un lado uno dedicado a la discapacidad y los trastornos del desarrollo, y otro a los trastornos psiquiátricos que suelen producir discapacidad en adultos. Hay un cambio verdaderamente importante respecto a la clasificación anterior: se dan criterios para valorar la discapacidad por patologías. Está muy bien desarrollado el apartado de la discapacidad intelectual, y en los trastornos generalizados del desarrollo se analizan por intervalos de edad en la infancia y la adolescencia. En el resto de los trastornos psiquiátricos también se dan criterios concretos de valoración de la discapacidad, y se hace un evaluación muy fina de cada caso. Sin duda una herramienta muy útil, y muy mejorada.

Sin embargo, creo que es un baremo muy complejo. Tiene un estilo parecido al baremo de daños por accidentes de tráfico, en el que la patronal de las compañías aseguradoras han creado una aplicación en su página web para facilitar el cálculo. Por otro lado, la curva de aprendizaje de la herramienta será lenta, y creo que será necesario un programa de formación amplio para que los profesionales aprendan a aplicar correctamente el baremo (también se hizo así en el baremo de accidentes de tráfico).

Creo que es un gran avance en la gestión de la discapacidad, aunque será necesario un esfuerzo de las administraciones, ONGs y sociedades científicas desarrollando programas de formación.

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